Experiencias en Villa la Angostura: Cansancio y hastío social frente a la pandemia

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Juan Aubert escribe en exclusiva para La Angostura Digital, para esta primera entrega, un interesante análisis sobre aspectos que se han instaurado socialmente en tiempos de pandemia.

 

Según un artículo de Silvia C. Carballo menciona que, “los expertos coinciden en que se ha generado una apatía social generalizada, pero insisten en la importancia de retomar las relaciones por nuestra salud mental”.

Ya sabemos que la pandemia impactó en otros ámbitos de nuestra vida, además de la salud. Es obvio que también lo ha hecho en la economía doméstica y las perspectivas a corto plazo. Pero también lo ha hecho en las relaciones personales. Con amigos, parejas o familiares. Aunque, si echamos un vistazo a las redes sociales, podríamos decir que el fenómeno es algo mayor, algo más generalizado. Hay un hastío social. Algo así como si después de la pandemia todo el mundo nos cayera un poco peor que antes. Como si estuviéramos decepcionados con la sociedad.

“Las consecuencias sociales de la pandemia han sido variopintas, marcadas por la ambivalencia entre lo positivo y lo negativo”. Las derivaciones sociales del coronavirus han dado una “tensión entre las fuerzas individualizadoras y comunitarias”. Es decir que “hay aspectos de mayor egoísmo individual y aspectos de mayor sentido comunitario”. Pero parece que, en el balance final, unos nos han impactado más que otros, explica Juan Antonio Roche Cárcel, presidente del Comité de Sociología de las Emociones de la Federación Española de Sociología.

La cultura del enfrentamiento

Los enfrentamientos no sólo han estado en las reuniones sociales o entre familiares. Ni en los grupos de WhatsApp. Toda la sociedad parece haberse polarizado a la hora de opinar de temas nuevos como el uso correcto o no de las mascarillas o la aplicación de las vacunas y de otros recurrentes que los identifican como actos de la cultura normal y cotidiana en cada uno con sus argumentos. 

“Ha habido una polarización de lo político que también afecta a la esfera privada”, insiste Juan Antonio Roche Cárcel. Y es que el debate de nuestros políticos ha pasado de las tertulias de los medios de comunicación a nuestras charlas por video llamada. Pero sobre todo a nuestras discusiones por Twitter, con un montón de desconocidos. “Las redes sociales han servido, por un lado, para conectar entre familias o amigos, pero también para generar fake news, un exacerbamiento de las emociones, una intensificación de los odios, el no respeto al diferente. Esta situación ha generado miedo y solidaridad, que son dos de las grandes respuestas sociales que han estado presentes en estos meses”, insiste el sociólogo.

Todo ello ha impactado también en los medios de comunicación. Al comienzo de la pandemia nos aferrábamos a las imágenes de los aplausos de las nueve, de las comunidades de vecinos haciendo la compra a sus mayores o de los restaurantes repartiendo comidas gratuitas para los más necesitados. Las imágenes predominantes de la pandemia fueron las fiestas ilegales, las frases con excusas imposibles para saltarse las restricciones o las personas que se han llegado a enfrentar incluso a la policía. Ambas realidades representan solo a grupos de personas y no siempre a las mayorías. Sin embargo, dónde se pone el foco de atención, marca nuestra forma de entender la sociedad en su conjunto.

Las emociones se amplían 

Los factores exógenos citados y el hastío social también tienen que ver con el cansancio emocional que ha trastocado nuestra vida durante un tiempo tan largo.

Hemos padecido una larga pandemia, aunque parece que por fin empezamos a ver la luz y deberíamos tener muchas ganas de relacionarnos. El confinamiento ha impactado en la moral de muchas personas. Incluso algunas se han acostumbrado al poco contacto social y manifiestan que les da pereza volver a relacionarse. Las emociones se han tornado más susceptibles y de repente de una vida más ligera en las relaciones hogareñas de golpe pasamos a la casa del gran hermano, dónde todo se intensifica.

Una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociales de la UADE-Voices, arrojó resultados que fueron analizados por José Abadi, Director Académico de la Licenciatura en Psicología de UADE, quien señaló: “el efecto que tiene al nivel de la salud mental esta pandemia prolongada por más de 70 días. Es ingenuo suponer que esto puede ser inocuo, sino que tiene efectos sobre la conducta de cada uno de los argentinos, desde vivencias como la ansiedad, angustia, debilidad, fragilidad, hasta la misma desolación; como también en lo que hace a la irritabilidad, el enojo y las dificultades vinculares.

Por lo tanto, no es ajeno que el uso de una medicación ansiolítica o el equivocado intento de apagar la angustia con alcohol o tabaco hayan aumentado considerablemente. Es imprescindible, dados los resultados, que tengamos una acción destinada a contener, esclarecer, ofrecer alternativas narrativas; no desoír el reclamo que muestran las conductas sintomáticas de una ayuda, una asistencia y un cuidado”.

Constanza Cilley, Directora Ejecutiva de Voices!, marcó que “La pandemia ha afectado todos lo ordenes de la vida. En los informes anteriores destacamos el impacto que tiene sobre la economía y la sociedad. En este estudio se observa el impacto negativo que tiene la actual situación sobre la salud mental de los argentinos. La sociedad presenta importantes síntomas de estrés que se traducen en ansiedad, dificultades para dormir, depresión, miedo, irritabilidad, aumento del consumo de bebidas alcohólicas, tabaco y trastornos en la alimentación”.

¿Cómo salimos de este estado gris? 

Temática que desarrollaré en la próxima entrega

Fuentes: El país – Silvia C Carballo

https://www.uade.edu.ar/media/fzjc5huu/informe-cis-2020-n-5-pandemia-y-salud-mental-issn-2618-2173.pdf 

 

Juan Aubert, especialista en planes de bienestar personales y para empresas.

-Guía de Baños de Bosque.

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