Una tradición ancestral que se repite año a año en el mes de noviembre y diciembre. Cientos de crianceros y puesteros transitan junto a sus ganados decenas de kilómetros hasta el lugar deseado, donde sus animales podrán pastorear durante todo el verano
Por las rutas y caminos, el polvo se levanta a lo lejos. A medida que nos acercamos se observan cientos de chivos, ovejas, y vacas a un paso constante y regular.
Parecen conocer perfectamente el camino. Entre el ganado sobresale contrastando la figura del caballo y el criancero junto a si familia y sus perros, seguidores incansables.Una larga y extenuante aventura los espera.

Ricardo Kleine Samson es un reconocido fotógrafo de la región, y en esta oportunidad nos regala otra de sus historias en torno a la trashumancia en el Norte Neuquino, una labor que atrae su mirada y su lente logrando retratar fiel y sensiblemente las historias que se generan en torno a ella:
Estos chicos…
Convengamos que a estos chicos, el caballo les queda grande…por ahora.

Estos chicos saben que nacieron de un hombre y una mujer. Y que ese hombre y esa mujer son sus padres. Y que esos padres son hijos de una vieja cultura trashumante. Y que esa vieja cultura trashumante nació por la necesidad biológica de sobrevivir y adecuarse a la ecología del lugar…
Y que esa ecología del lugar abrió la puerta a una ecología familiar rica y abundante. Y que esa ecología familiar es rica y abundante en objetos humanos impregnados de historia. Y que esa historia tiene que ver con el norte neuquino, con sus ríos, arroyos y lagunas, con sus vados, con su nieve y sus cóndores, con el piño, las ovejas, el burro y el caballo, con el arreador, el recado y la herradura, con la nieve, el viento y las estrellas y con ese sombrero, tan pero tan bonito, que se llama panza de burro y que me encantaría lucir uno y con unos padres tan determinados como amorosos, tan alegres como responsables.

Con apenas 4 años, monta una yegua a quien, además, sigue su cría. Vestido de hijo, emula, con acuerdo de su madre, a su padre que simboliza la ley y el orden…porque de pequeño se impregnó del apego y el amor de una familia con roles y ritos definidos e integrada a una cultura que lo simbolizó de los olores, de las palabras, los gestos, los ruidos en un sentimiento de continuidad interna que estructura su historia humana y social que llena su vida. Sin esto, solo hay vacío.

Lo que estos chicos no saben…es la suerte que han tenido.
Homo trashumante ha vuelto a los caminos…a volvernos a enseñar que otra cultura es posible. Qué otra forma de pensar, de comer, de rezar y de vivir también es posible.
Bienvenido Homo trashumante…Bienvenida la vida.
Ricardo A. Kleine Samson
Contador Público Nacional©
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Teléfono celular 299 – 5131020
* Es importante transitar con cuidado al acercarse a un arreo, disminuir la velocidad, circular despacio y no tocar bocina.
- Mas información consulte: http://www.neuquentur.gob.ar/es/estado-de-las-rutas/