Para esta oportunidad, Juan Aubert nos presenta para La Angostura Digital, historias de emprendedores locales que asumieron el desafío de reinventarse en los delicados momentos que toca atravesar, en un contexto de pandemia y de crisis económica.
En estos tiempos hemos escuchado infinitas veces las palabras reinventarse, innovar, creatividad, aprender, desaprender, reaprender. Todos términos que invitan a nuevos desafíos, no sólo debido al Covid-19 sino a la crisis económica que, en parte, se ha agravado por la eterna cuarentena que, a contrastar con los hechos, no parece haber tenido los resultados esperados.
La población de Villa La Angostura no se resigna y, a pesar de las consecuencias producidas, su mente emprendedora avanza y los motiva para reinventarse y crecer o sobrevivir.
Es por ello que es importante ver la experiencia de varios emprendedores que han encarado novedosos y atractivos proyectos productivos en la localidad:
Jimena de Panela
Mi proyecto surgió de la unión de dos aspectos que se articularon en este momento de crisis. Uno de estos aspectos es la pasión por la pastelería y el otro es la necesidad de ocupar mi tiempo en algo productivo. Desde el mes de marzo que nuestra hostería está cerrada a causa de la pandemia, lo que produjo un exceso de tiempo libre y disparó esta idea, este proyecto
Algunos dicen que hay que buscar la oportunidad en las crisis, y me lancé a emprender este desafió. No podía quedarme sentada esperando que esto pase. Considero que un emprendedor es alguien que genera proyectos, se arriesga, innova, con energía y ganas de producir cosas nuevas. Es una persona que, además de proyectar, pone en funcionamiento estos proyectos, genera comienzos.
Hasta hace no mucho había mucha incertidumbre de cuándo volvería el turismo, cómo volveríamos a trabajar, si será operativamente rentable. Hemos realizado los cursos de aplicación de protocolo que han puesto a disposición los diferentes estamentos gubernamentales, para estar preparados y capacitados para cuando podamos comenzar a trabajar con la hostería.
Frente a este panorama, ampliamos el rubro de la hostería a casa de té y comenzamos a ofrecer el servicio de la pastelería de la casa de té, la vendemos online y nuestra expectativa es combinar esta actividad con el servicio de alojamiento que estimamos comenzará de a poco en la próxima temporada.
En realidad, me gustaría agregar el deseo de que cada uno encuentre lo que le apasiona y pueda desarrollarlo, eso es muy gratificante.
Paula Detry de Rita-Margarita
En junio del 2019 surgió RitaMargarita como un proyecto a desarrollar. Siempre me gustó emprender y tener un emprendimiento era uno de mis sueños. Lo nombre así porque las Margaritas Patagónicas son mis flores preferidas. Y decidí que todo lo que Rita Margarita venda, tenga de nombre algo de mi vida en el sur.
Como siempre digo, la vida es paso a paso y cada paso debe ser firme. Para poder avanzar se necesita ir madurando y estando “listo” para el próximo paso. Así fue como, de a poco RitaMargarita empezó a tener forma.
¿Qué iba a vender? ¿A quiénes? Un día decidí que iban a hacer delantales. Pero no quería los típicos delantales. Tampoco sabía lo que quería. Llegó agosto del 2019 y mirando Pinterest encontré los delantales que me más me gustaban. Delantales estilo japonés.
Fui a Once a comprar la tela con 6.000 pesos. Llegué y nadie me quería decir cuánto salían, era una total incertidumbre. A las 15hs me esperaba la costurera para hacerme el primer molde y empezar a producir. Mi conocimiento de costura no era profesional como lo que yo necesitaba. La costura tenía que delegarla.
Llegaron los primeros delantales y las primeras ventas. Armé una tienda online, con la ayuda de una de una de mis mejores amigas y gran emprendedora (de quien aprendí la mayoría de las cosas para poder avanzar).
En marzo del 2020 renuncié a mi trabajo en el Ministerio de Cultura de CABA. Tenía plata para más o menos vivir sin trabajar tres meses y pensaba tomarlos para descansar, para irme al sur y visitar a mi familia.
Pero luego… ¡Pandemia! ¡Coronavirus! ¡Cuarentena! Empezamos la cuarentena en lo de mi novio y muy divertida con el plan, hice cursos, leí libros y cocinamos un montón. A mediados de abril, Augusto - mi novio - me dijo “¿Vos no tenías máquina de coser? Deberías ponerte a hacer barbijos y venderlos.”
Así es que retomé RitaMargarita. Agarré retazos de tela que tenía en mi casa, una cortina que lavé y planché, sábanas viejas que me dio mi abuela, compré elástico y me puse a coser barbijos.
Hice tantos como fue posible. En dos semanas vendí más de 100 barbijos y en menos de un mes ya tenía plata para poder invertir en RitaMargarita. Vendía aproximadamente 30 barbijos por día. Producía de 9 am a 9 pm todos los días y después salía a repartirlos. Una amiga que estaba sin trabajo empezó a ayudarme y entre las dos hicimos muchísimos barbijos que no podíamos parar de vender. ¡Hasta al por mayor!
Así fue como resurgió RitaMargarita. Pasamos de tener 500 seguidores a 8.400 en Instagram. De 15 a 500 visitas diarias en la web y de una persona trabajando a 3.
Nuestros productos delantales estilo japonés de lino y tussor, con botones para regularlos más sueltos o más ajustados. También estamos incursionando en una línea biodegradable de cajas, con diferentes motivos.
Anto y Milo de MAMBA
El emprendimiento surge en pos del espacio del local en sí. Cuando lo vimos, se nos vino muy rápido en la mente la disposición y la manera en que iba a estar plasmado. Más allá de eso, con Anto, que es mi socia, ya tenemos una historia en gastronomía juntos. Antes teníamos un restaurant que se llamaba 1853 en la Comarca, donde hacíamos cena de pasos y demás. Entonces ya teníamos un camino andado de lo que es la gastronomía, pero nos llevó curiosidad la idea de transitar la parte de la cafetería, que por ahí no la teníamos tan conocida y cuando realmente vimos el local, dijimos sí, este es el lugar.
El momento es difícil pero la posibilidad se nos dio en este contexto, creo que en otro probablemente no se nos hubiese presentado de la misma forma y también tuvimos la capacidad de ver la posibilidad en la imposibilidad.
La realidad es que creo que el perfil del emprendedor o la persona emprendedora es justamente aquella que, ante el obstáculo, no ve el vaso lleno ni medio vacío, sino que trata de ir a buscar agua para llenarlo, con el afán de buscar una solución o una alternativa a pesar de que la situación no sea la óptima.
Nuestro eje central es el café de alta calidad, el cual es preparado por baristas profesionales. Nuestra gastronomía es estacional, utilizando productos regionales y en su mayoría agro-ecológicos. Una propuesta versátil que incluye pastelería de alta gama y panificación con masa madre, sin descuidar el segmento gluten free, vegetariano y vegano.
Cuando planteamos Mamba, nuestro target de público estaba dirigido al angosturense, por eso abrimos en el medio de una pandemia y sin turismo. Nos es que no nos importe el turismo, ni mucho menos. Sabemos que en la temporada vamos a hacer la diferencia, pero a nosotras nos importa el local.
En el plano gastronómico, sentíamos que el pueblo necesitaba algo diferente, algo más nuevo, algo más fresco, entonces nuestro foco está puesto 100% en el local y Mamba existe gracias a eso.
Lo más impactante de estas historias, además de su empuje, es la actitud positiva para ver la oportunidad en una adversidad, así somos los emprendedores: aparece un clic disparador que te hace seguir viviendo y disfrutando lo que haces.
Si tenés un emprendimiento en marcha o una idea en construcción, comunícate; estamos para ayudarte, el empoderamiento colectivo las buenas ideas nos hará salir entre todos de un desafío más en la vida.
Juan Aubert
Fundador de Anfitriones
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www.anfitriones.com.ar