Se trata del XX Encuentro Internacional de Vuelo a Vela en Montaña. La localidad neuquina está considerada como uno de los mejores lugares del mundo por sus características climáticas.
Poder apreciar el paisaje desde la perspectiva de un ave, es abrir una puerta a una dimensión extraordinaria. El volovelismo es una actividad singular que permite disfrutar de volar de una forma casi natural o pura: solo el sonido del viento, un cielo intenso y la belleza del paisaje sobre un horizonte eterno. Una mezcla de sensaciones y emociones que conlleva a vivir una experiencia inolvidable.
Miguel Laso y Raúl Macchi integran el Centro Nacional de Vuelo a Vela de Montaña (C.N.V.V.M) que organiza el XX Encuentro Internacional de Vuelo a Vela en Montaña hasta el 8 de diciembre en la localidad de Chos Malal, en el Norte Neuquino.
Ambos son amantes y fervientes promotores de una actividad que año a año suma más adeptos. Al respecto Raúl Macchi comenta: “Me apasionan los paisajes de montaña, volar en planeador y disfrutar de los amigos, una combinación perfecta! Empecé a volar en planeador en el año 2000, a los 38 años. Siempre quise volar, y el planeador es la forma más pura de hacerlo… Hoy tengo como hobby, además de volar en planeador, la fotografía, principalmente de paisajes.” Tal es así que con su cámara ha logrado capturar lo mejor del paisaje del Norte Neuquino.
Miguel comenta que la primera expedición de vuelo a vela que se hizo a Chos Malal fue en el año 1992, allí se descubrieron que las condiciones para el vuelo en onda eran óptimas. Mientras él estuvo trabajando en la Provincia de Neuquén para la empresa Transportes Aéreos del Neuquén (T.A.N.) en el año 1998, se acercó en una oportunidad a Chos Malal con un grupo de planeadores y a partir de allí, todos los años se encuentran en el mes de noviembre para dedicarse a pleno al volovelismo.
“Desde el C.N.V.V.M., nosotros consideramos a Chos Malal como nuestra casa, porque siempre paramos allí y tenemos muy estudiada la zona. Además la comunidad de Chos Malal nos recibe con afecto todos los años y forjamos lindos vínculos. De hecho, los días que no volamos aprovechamos para recorrer la zona.
El encuentro, explica Miguel, se realiza en el mes de noviembre ya que en esa época del año se cumplen una serie de factores que favorecen el vuelo en onda: “el pasaje de un frente frío, que se produce del sur hacia el norte en la Patagonia genera las condiciones para un vuelo en onda ideal. Igualmente durante el encuentro se originan 5 o 6 días aproximadamente de vuelo, por lo que aprovechamos para realizar vuelos de 4 o 5 horas hasta vuelos de 8 horas y alcanzar una altura de alrededor de los 7000 metros. Superior a ese estándar puede someter a los pilotos a condiciones extremas; ya que se alcanzan a registrar hasta 20 grados bajo cero dentro de la cabina Además en ocasiones requerimos equipos de oxígeno, ya que podemos llegar a volar a más de 10.000 metros de altura.”
Finalmente expresa lo que siente cuando realiza un vuelo a vela: “Lo más lindo es que es un vuelo libre… muy placentero, es una sensación de libertad. Arriba solo se escucha el viento. Volar en el Norte Neuquino tiene un agregado especial, su paisaje: durante el amanecer y el atardecer se pueden apreciar todos los relieves, gracias a la posición del sol. Vemos los glaciares que tiene en la cumbre el cerro Domuyo y los diferentes cráteres que tiene el volcán Tromen junto su colada de lava… un placer para la vista! Un espectáculo hermoso! Todo lo que se ve desde el planeador es impresionante, somos realmente privilegiados los que podemos estar en ese momento…”