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Más de 70 años de la histórica estación del ACA en Confluencia Traful

A 35 kilómetros de la estación de servicio se encuentra Villa Traful. Foto: ANB
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Aca Confluencia está a 70 kilómetros de Bariloche, y está rodeada por la belleza natural de los ríos Traful y Limay. Allí nace el camino de tierra que lleva a Villa Traful

Enero de 1943: seguramente, quienes instalaron la estación de servicio en la confluencia de los ríos Traful y Limay, nunca imaginaron que 74 años después continuaría siendo el punto de encuentro, el comercio más cercano, el lugar donde mirar un partido, cargar combustible o simplemente, ver alguna cara conocida.

Confluencia, como se conoce a la estación de servicio, está ubicada a 70 kilómetros de Bariloche y a 114 de Piedra del Águila. En el medio, hay mucho, aunque a simple vista no se vea. Durante las 7 décadas de vida, pasaron cientos de miles de personas por el lugar, y pasó su historia.

Quienes se criaron en la zona, recuerdan a la estación de servicio casi como “el shopping” de aquel entonces. A pocos kilómetros por ruta de ripio se encuentra Cuyin Manzano, a unos más, Traful, y hacia el otro lado, bordeando las aguas del río Traful, hay campos, estancias, pobladores que viven en el medio de la zona rural y que tantas veces llegaron a Confluencia a comprar algunas provisiones. El diario, los cigarrillos y las golosinas, siempre infaltables para quienes hacían paradas en el lugar.

Hace 17 años, el concesionario a cargo es el mismo: Alfredo Ruppen, un neuquino que fue a probar unos meses y terminó convirtiendo el lugar en su hogar. “Hoy no volvería a Neuquén ni loco”, afirma con convicción.

Afuera sopla viento, que es casi una rutina. El paisaje es imponente y quizás fue eso lo que captó la atención de Ruppen cuando decidió instalarse junto a su esposa. Las aguas de los ríos, de fondo las piedras de Valle Encantado, a las que todos intentan buscarle una forma distinta.

En ACA Confluencia Traful hay seis personas trabajando, aunque en verano suelen incorporarse dos o tres más debido a que es más intensa la afluencia de gente. Algunos de los empleados están en el lugar desde hace décadas, y ya es como su hogar. Viven en Dina Huapi o Bariloche y el régimen laboral es de 24 por 24.

El viaje de ida y vuelta al trabajo lo hicieron mucho tiempo “como pudieron”, según relatan. Esto implicaba hacer dedo, ir con gente conocida o tomarse el colectivo. Tiempo atrás, una persona ligada a una empresa de transporte pasó a tomar un café y les preguntó cómo llegaban al lugar de trabajo. Rápidamente les consiguió un pase y ahora viajan de manera gratuita. “Nos salvó porque se iba mucha plata en eso”, indicaron los trabajadores.

Confluencia, casi como su nombre lo indica, es eso: un punto donde confluyen encuentros, viajes, envíos. “Es lo más importante que tiene”, dice sin dudar, Ruppen. Quizás por todas esas características es que el lugar fue elegido incluso para numerosas publicidades.

La falta de servicios es un problema para la zona. No hay energía eléctrica, ni señal de teléfono. Por eso, acostumbrarse a vivir allí no es para cualquiera, “te tiene que gustar”, resume Ruppen.

Enfrente, cruzando el río Traful, hay una hostería y esos son sus vecinos más cercanos, aunque gente nunca falta y el tránsito es intenso, sobre todo durante enero y febrero.

Quizás sea la tranquilidad que ofrece el lugar, costumbre, ganas de estar alejados de la ciudad y su caos propio, pero quienes llegaron a Confluencia para trabajar hace décadas atrás, siguen haciéndolo día a día. (Claudia Olate/ANB)