Juan Aubert escribe en exclusiva para La Angostura Digital un interesante análisis sobre aspectos que se han instaurado socialmente en tiempos de pandemia. Segunda Entrega
¿Cómo salimos de este estado gris?
El Dr. Fabián Ramos - de Ecuador- MD. Médico integrativo. Coach de Salud y Bienestar. Guía certificado de Baños de Bosque por Forest Therapy Hub, opina que la exposición en la naturaleza es el mayor antídoto para la soledad, aunque antes prefiere abordar la:
SOLEDAD Y AISLAMIENTO SOCIAL EN ADULTOS MAYORES
Los adultos mayores están en mayor riesgo de soledad y aislamiento social porque es más probable que enfrenten factores como vivir solos, perder familiares o amigos, tener enfermedades crónicas y pérdida auditiva. La soledad significa sentirse solo independientemente de la cantidad de contactos sociales. Se ha identificado que las personas mayores que viven solas se encuentran en una situación de vulnerabilidad para la salud.
Relacionando la vulnerabilidad con la soledad, se encuentra el concepto de "fragilidad en el anciano" de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La soledad genera sentimientos de angustia, depresión y desapego debido a un vacío en la vida social y/o emocional, conllevando resultados negativos en la salud mental con mayor deterioro cognitivo y tasas más altas de depresión y ansiedad.
Por otra parte, tiene un impacto sobre los estilos de vida aumentando significativamente la malnutrición y un hábito sedentario, todo esto se ha visto lamentablemente incrementado por la pandemia de la Covid 19 que, inclusive, elevó la presión en los sistemas de salud mental, que ya estaban sobrecargados con los períodos de confinamiento y de restricción de contacto social, especialmente para este grupo poblacional considerado de mayor vulnerabilidad para esta enfermedad.
En general, la pandemia ha cambiado muchas cosas de nuestra vida cotidiana: ha afectado a nuestra manera de vivir el ocio, hacer deporte, trabajar o relacionarnos. Ha cambiado nuestras percepciones y comportamientos sobre los demás, sobre otros grupos y el mundo en general. En algunos casos, han aumentado las conductas discriminatorias y como afirma el Dr. Mazda Adli, profesor de la Universidad Humboldt de Berlín: “si la densidad de la población y el aislamiento social van de la mano, el estrés urbano puede acabar desatando enfermedades mentales en la población de riesgo”.
El contacto social se ha relacionado con un mayor nivel de salud y una mayor longevidad, generando un mayor soporte emocional, apego y autoestima. El deterioro de las relaciones sociales y el aislamiento social en las personas mayores es más pronunciado, siendo más frecuente padecer un peor estado de salud o mayor discapacidad, lo que contribuye a la pérdida de las relaciones íntimas y un papel menos activo en la sociedad.
Exposición a la Naturaleza como antídoto para la soledad
Por espacio verde entendemos zonas parcial o totalmente cubiertas por vegetación. Pueden ser grandes bosques en parques nacionales, pero también los podemos encontrar en la ciudad, en parques urbanos, jardines, cubiertas verdes, cementerios o árboles en la calle.
Los bosques, como elementos emblemáticos de la naturaleza, resultan entornos atractivos para sumergirse en un espacio verde. Cuando esta actividad se realiza como práctica de bienestar se conoce como “Baño de Bosque” que consiste en una inmersión consciente con todos los sentidos y con uno mismo en un entorno natural para que sea más efectiva y hasta terapéutica es recomendable realizarlo con guías certificados entrenados para que esta actividad sea más plena.
Esta práctica de los “Baños de Bosque”, el contacto con el verde restaura y potencia la salud física, mental, emocional, inmunitaria, planetaria y en forma particular para lo que estamos abordando en este artículo, la salud social pues promueve la cohesión social y los apoyos sociales. Complementariamente las personas que viven en áreas con más espacios verdes tienen un declive físico más lento.
Como una solución integral para salir de este problema, ventajosamente existen actualmente en marcha programas de prescripción social que incluyen específicamente el acceso a la naturaleza como uno de los componentes principales que se denomina prescripción social basada en la naturaleza. Las actividades de ésta, pueden promover el contacto con espacios verdes, fortalecer las estructuras sociales con la comunidad y mejorar la salud física y mental con reducción del estrés y un bienestar emocional a largo plazo mediante la activación de procesos intrapersonales, interpersonales y con el entorno.
Estas recetas sociales adoptan varias formas, como actividades al aire libe guiadas como son: Baños de Bosque, visitas a parques, clubes para caminar y hacer senderismo, práctica de la marcha o caminata nórdica en auge en algunos países, jardinería, jardines botánicos, horticultura, entre otras y que se pueden utilizar para beneficiar cualquier condición que pueda mejorarse mediante un cambio de comportamiento, un aumento de la actividad física y una mayor conectividad o las tres relacionadas.
La Psicóloga Emma Sánchez, también nos brinda su enfoque sobre de cómo salir de este estado gris.
Emma Sánchez, -de Colombia- Mg. Psicóloga Clínica. Formadora y mentora en Shinrin-Yoku y Forest Therapy, opina que “para respondernos cómo salir de estos efectos en la salud mental y salud social, tenemos que ir articulando algunos de los factores involucrados en este fenómeno. Y efectivamente no es fácil pues el cansancio social es una experiencia influenciada por múltiples componentes de nuestra situación actual. Además, no podemos asegurar que el cansancio social se esté presentando de la misma manera en todos los grupos etarios; por ejemplo, la forma de afrontar el estrés y limitaciones en relaciones sociales por parte de los jóvenes, es bastante diferente a la experiencia de los adultos con hijos pequeños, o finalmente, a la de los adultos mayores, quienes por varios meses tuvieron unas restricciones muy exigentes que detonaron graves estados de ansiedad, soledad y estrés.
Considerando un poco estas diferencias, sí me parece que podemos asegurar que definitivamente nuestra forma de relacionarnos hoy en día con los otros, nuestros espacios de interacción y la disposición emocional que desplegamos en dichos entornos, ha cambiado fuertemente.
La era de la virtualidad
Las interacciones por virtualidad tienen una característica que se acomoda a nuestra vida hiperconectada y con exceso de información; pueden ser “editables”. Podemos aplazar una respuesta, esconder emociones en nuestros chats, apagar una cámara, tener una conversación mientras hacemos otras cosas.
Parece como que el auge del mundo virtual nos hubiera sumido en una aparente “comodidad” que nos aleja de los intríngulis normales humanos que aportan a nuestro crecimiento como seres sociales, es decir, la inversión de presencia en una relación social.
Lo anterior, sumado a los incrementos de ansiedad, procesos de duelo, incertidumbres, descalabros financieros, y medidas de distanciamiento que persisten, puede ir formando un problema complejo para una salud psicosocial integral. En cuanto a cómo salir de esto considero que podría haber varias opciones: en primer lugar, que la ola de estrés pueda disminuir progresivamente en la población; y para trabajar esto a nivel comunitario se pueden promover más programas de conexión con otras dimensiones del ser humano, como la conexión con actividades creativas, pasatiempos, tiempo al aire libre en parques urbanos o naturaleza, ejercicio outdoor, clubes de personas agrupadas por intereses comunes.
Estas son vías de fomentar la interacción social, los vínculos asociados a actividades de placer, creatividad, tranquilidad y ocio. Lo cual tiene un efecto positivo en el sistema nervioso, y la salud mental. En segundo lugar, el sector empresarial debe replantearse la felicidad en sus entornos laborales.
El respeto del tiempo, la pausa, la conexión interpersonal, la expresión de necesidades emocionales en los equipos de trabajo, y la promoción de la salud en todos los niveles. En tercer lugar, los programas de apoyo psicosocial a nivel comunitario deben ser de fácil acceso para la gran mayoría de la población; situación que en varios países de Latinoamérica no ocurre adecuadamente.
Y finalmente, considero que los medios de comunicación tienen un gran rol en las emociones masivas que pueden generar. Plantearse unos criterios éticos cuidadosos con respecto a la transmisión de noticias para la población se hace necesario, y ha sido un debate importante a lo largo de esta pandemia.
Creo que con medidas variadas y responsables por parte de las instituciones del estado y organismos comunitarios, progresivamente se puede ir superando algunos de los efectos complejos que la pandemia del Covid-19 ha tenido en nuestra vida. De esta manera el cansancio social tal vez sea un síntoma que nos ayuda a replantearnos cómo deben ser unos verdaderos vínculos placenteros y que nos aporten salud”.
Agradecemos a Psicóloga Emma Sánchez y el Dr. Fabián Ramos por sus valiosos aportes.
Fuente
https://hbr.org/amp/2021/08/dont-force-people-to-come-back-to-the-office-full-time
Juan Aubert, especialista en planes de bienestar personales y para empresas. Guía de Baños de Bosque.
+5492944485530
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