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Renacer de las cenizas: la Inmaculada Concepción

El antes y el después de la histórica capilla. Foto: ANB/ Chiwi Giambirtone.
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Hace más de un año, un incendio destruyó por completo la histórica parroquia de Bariloche. Hoy, la construcción está a poco de finalizar “gracias a la ayuda de toda la comunidad, que sintió como propio este lugar”, manifestó el padre Jorge Pliauzer.

Hace más de un año atrás, la parroquia Inmaculada Concepción fue consumida por las llamas. La tristeza de la comunidad religiosa se tradujo luego en incontables demostraciones de ayudas y colaboraciones, que posibilitaron el nuevo edificio que está cerca de terminarse. La Inmaculada fue construida en 1906, por iniciativa del misionero Zacarías Genghini, quien vio en una comunidad en expansión, la necesidad de tener un lugar en común para profesar su fe.

La capilla se terminó de construir en 1907, por la empresa constructora  de Primo Capraro. Desde entonces el edificio albergó a miles de creyentes, que dieron el sí al matrimonio,  tomaron su primera comunión o simplemente asistían a misa cada domingo, y que ese fatídico 30 de agosto, se congregaron en la vereda para expresar su dolor. De la antigua capilla, sólo quedaron cenizas. Pero fue justamente la comunidad que lloró la pérdida de su iglesia, la que ayudó a levantarla nuevamente.

 “Mucha gente ofreció materiales, dinero, trabajos varios, y mano de obra que posibilitaron la construcción”, relató a ANB el padre de la parroquia, Jorge Pliauzer. A principios de noviembre de 2014 comenzó la edificación, pero prácticamente desde el mismo 30 de agosto, la comunidad religiosa comenzó a colaborar de diferentes formas. Se hicieron numerosos eventos, peñas, cenas y espectáculos a beneficio de la Inmaculada.

También hubo ayuda de funcionarios, que aportaron su grano de arena para ver nuevamente a la iglesia de pie. Pliauzer sostuvo que si bien la ayuda más fuerte fue cuando recién se produjo el incendio, “todo los meses continuamos recibiendo aportes, de lo contrario, no hubiese sido posible esta construcción”, remarcó. Actualmente la obra va muy avanzada. Ya finalizaron el techo, el piso y la parte construida en cemento, pero ahora restan todos los detalles “que son característicos de una iglesia”, explicó Pliauzer.

Si bien en un principio el objetivo era terminarla e inaugurarla el 8 de diciembre, fecha muy importante para los católicos, no va a ser posible, dado que falta bastante trabajo por delante.

“Esperamos poder tenerla a fines de enero o principios de febrero”, dijo el padre. Al ser consultado por los detalles o anécdotas que más lo sensibilizaron durante este último año, dijo que “lo que más me asombra o me marcó es que siento que no estamos administrando dinero o bienes materiales, sino siendo testigos de un montón de sentimientos que se traducen en la ayuda de la gente”. Durante estos largos meses que siguieron al incendio, la vida de la parroquia siguió activa.

La misa se continuó celebrando en un salón que tiene el edificio, y aunque “quizás estábamos menos cómodos, seguimos firmes”, expresó con alegría el padre. Hoy, a  14 meses del incendio que destruyó por completo más de un siglo de fe, la comunidad religiosa sigue firme y unida, ansiando volver a abrir las puertas del lugar donde todos guardan algún recuerdo.  

“Como hace muchos años atrás, los pioneros dejaron la parroquia para la comunidad, en algún futuro muchos barilochenses sentirán lo mismo con este nuevo edificio, que fue levantado gracias a la ayuda de todos”, finalizó con emoción el padre Jorge Pliauzer. (ANB)